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Nuevo CEO de Boeing enfrenta difíciles decisiones después de que la NASA rechazara Starliner en favor de SpaceX

Tras semanas de pruebas y acalorados debates, la agencia espacial decidió que era más seguro utilizar la aeronave de Elon Musk.

Por: Bloomberg | Publicado: Domingo 25 de agosto de 2024 a las 17:15 hrs.
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Luego de un humillante revés en sus ambiciones espaciales, Boeing se enfrenta a un dilema que contrapone su deber nacional con sus escasas reservas de efectivo.

La decisión sobre el futuro del programa Starliner —que atraviesa dificultades— ahora recae en el nuevo CEO de Boeing, Kelly Ortberg, después de que la NASA anunciara el sábado que no enviará a los astronautas varados en la estación espacial usando la nave espacial defectuosa. Tras semanas de pruebas y acalorados debates, la agencia espacial decidió que era más seguro utilizar a SpaceX de Elon Musk.

La imagen de los astronautas de la NASA atrapados en el espacio es solo uno de los muchos momentos embarazosos para Boeing durante un año épicamente malo, el que incluyó una explosión casi catastrófica de un avión de pasajeros 737 Max en el aire, investigaciones federales y una reorganización de la suite ejecutiva.

Eso deja a Ortberg —quien asumió el cargo principal a principios de mes— y al consejo de liderazgo superior, conocido internamente como "exco", enfrentando duras preguntas sobre el compromiso de la compañía con los vuelos espaciales humanos y Starliner.

Antes de que Ortberg se uniera a Boeing, los ejecutivos habían prometido cumplir con el contrato de la compañía para transportar astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI) para la NASA. Bill Nelson, el máximo responsable de la agencia, dijo que Ortberg recientemente expresó su apoyo a la continuación del programa Starliner después de que la nave sea enviada de regreso desde la estación espacial sin personas a bordo.

“Me expresó su intención de que continuarán trabajando en los problemas una vez que Starliner regrese sano y salvo y que tendremos nuestra redundancia y acceso tripulado a la estación espacial”, dijo el administrador de la NASA a los periodistas el sábado.

Pero como nuevo líder contratado para volver a poner a Boeing en marcha después de años de turbulencias, Ortberg tiene vía libre para hacer cambios radicales y tomar decisiones impopulares, incluyendo potencialmente descartar la iniciativa de vuelos espaciales tripulados.

“¿Terminarán abandonando el programa porque es demasiado complicado y porque el otro (Musk) puede hacerlo mejor?”, se pregunta Robert Spingarn, analista de Melius Research. “Puede ocurrir”, pronosticó.

Mucho dependerá de cómo se desempeñe Starliner durante su vuelo de regreso a la Tierra sin astronautas a bordo el próximo mes. La NASA no ha descartado certificar la nave de Boeing, aunque podría requerir otro vuelo de prueba antes de que se le permita a la cápsula llevar astronautas nuevamente. Eso podría costarle a Boeing alrededor de US$ 400 millones, según los cargos que la compañía reservó para rehacer un vuelo de prueba anterior. Los expertos de la agencia aún no están seguros de por qué los propulsores dejaron de funcionar repentinamente.

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Las dificultades de Boeing

El balance ajustado de Boeing y una quema de efectivo prevista de al menos US$ 5 mil millones este año son factores que la empresa debe sopesar frente a su legado en el espacio, que se remonta al programa de aterrizaje lunar Apollo. Después de registrar unos US$ 1.600 millones en sobrecostos, parece poco probable que el gigante aeroespacial en dificultades gane dinero alguna vez con Starliner.

En una presentación de julio, la compañía reveló US$ 125 millones en nuevas pérdidas derivadas de retrasos en la prueba de vuelo tripulada y en las pruebas de los defectuosos sistemas de propulsión de Starliner. “Para Boeing, las pérdidas son significativas y pondrían en duda la viabilidad de un negocio como este si se lo analiza a largo plazo”, dijo Clayton Swope, subdirector del Proyecto de Seguridad Aeroespacial del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

Starliner es uno de los varios contratos a precio fijo que perjudican las ganancias de la división de defensa y espacio de Boeing, que registró una pérdida operativa de US$ 762 millones durante los primeros seis meses de 2024, ligeramente peor que un año antes. Los tropiezos en un negocio que alguna vez fue confiablemente rentable son probablemente una preocupación apremiante para el nuevo CEO de Boeing.

“Creo que es muy importante que él venga y evalúe esto”, comentó Douglas Harned, analista aeroespacial de Bernstein. “Viene con una hoja en blanco”, resaltó.

Boeing se negó a comentar acerca de sus deliberaciones internas sobre el destino de Starliner. En un mensaje interno compartido por la compañía el sábado, Mark Nappi, vicepresidente y gerente de programa de Boeing, dijo que el personal se reuniría el lunes para reflexionar sobre los próximos pasos.

“Sé que no es la decisión que esperábamos, pero estamos preparados para llevar a cabo las acciones necesarias para apoyar la decisión de la NASA. El objetivo principal sigue siendo garantizar la seguridad de la tripulación y de la nave espacial”, afirmó Nappi.

Incluso antes del revés de este fin de semana, había señales de que el compromiso a largo plazo de Boeing con Starliner estaba en duda. A finales del año pasado, el CFO (director financiero) Brian West dijo en una pequeña reunión de inversionistas que la empresa tenía que tomar una decisión sobre la futura inversión en el programa después de cumplir sus obligaciones con la NASA de media docena de vuelos a la EEI.

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Desafíos de la NASA

Por su parte, la NASA enfrenta sus propios compromisos críticos mientras traza el futuro del programa de tripulación comercial.

La agencia diseñó el programa desde el principio para que más de una nave espacial estadounidense llevara a sus astronautas y carga a la órbita. Si bien Starliner lleva siete años de retraso, SpaceX ha enviado nueve tripulaciones distintas a la estación espacial desde 2020.

A pesar de todos los reveses, Boeing sigue siendo la mejor esperanza de la agencia para seguir una estrategia de múltiples jugadores, dijo Swope. Si Boeing se retractara de su contrato, “eso tampoco sería un buen resultado para la NASA. Tendrían que empezar de nuevo con tripulación comercial”, añadió.

La agencia podría trabajar con Sierra Space para intensificar los planes para una versión tripulada de su vehículo Dream Chaser, que perdió ante Boeing y SpaceX en la licitación original hace una década. Pero eso aún está a años de distancia debido a los retrasos en una versión de carga de la nave.

Teniendo en cuenta lo que está en juego, Swope cree que la NASA intentará encontrar una forma de que Boeing siga adelante en el programa de tripulación comercial y, al mismo tiempo, aborde algunos de sus problemas financieros. Si el gigante aeroespacial necesita enviar a Starliner al espacio de forma autónoma para probar sus propulsores propensos a fallas, tal vez la agencia podría convertirlo en una misión de carga, señaló.

El espacio está lejos de ser el único problema al que se enfrenta Ortberg, un líder veterano aeroespacial que salió de su retiro para asumir el rol de CEO en Boeing. Se espera que reúna a su equipo ejecutivo y luego aborde cuestiones más difíciles, como las fallas de calidad y la mala ejecución en toda la empresa.

“Si Boeing puede arreglar su negocio de aviones comerciales, lo que suceda en el espacio será mucho menos relevante”, dijo Spingarn de Melius Research.

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